Los revestimientos refractarios constituyen una parte fundamental de un horno. También se emplean para hacer crisoles y recubrimientos de incineradoras. Dedicaremos esta entrada a explicar más acerca de este tema.
Son muchas las industrias que requieren de hornos para completar sus procesos.
Cuando hablamos del término refractario nos referimos a la propiedad de algunos materiales a a aguantar temperaturas muy altas sin llegar a descomponerse. Aunque no hay una diferencia clara en la definición de los materiales considerados refractarios y los que no lo son, sí se pueden observar las propiedades que deben cumplir:
- Soportar temperaturas superiores a los 1600 ºC. Sin ablandarse y sin que se modifique su estructura.
- Ser inertes en sentido químico
- Presentar un bajo coeficiente de dilatación
- Ofrecer resistencia frente a los choques térmicos
Se caracterizan por una conductividad térmica muy reducida y con mucha resistencia mecánica. Por lo tanto, se requiere emplear materiales que sean muy resistentes al calor.
En función de su composición a nivel químico, los materiales refractarios pueden dividirse en tres categorías:
- Básicos. A base de óxido de calcio y óxido de magnesio. En los hornos abiertos, eléctricos y otros equipos se emplea de forma habitual el ladrillo de magnesita por su alta refractoriedad.
- Neutros. Es notable su estabilidad química ante bases y ácidos. Son igualmente resistentes y se emplean para todo tipo de industrias, por lo que son más comunes que el resto. Producidos a base de chamo o bauxita.
- Ácidos. Toman como base en su producción las diferentes formas de sílice (arena, cuarzo, cuarcita).
En ACFI producimos anclajes aptos para revestimientos refractarios debido a su gran resistencia a las temperaturas altas. También son 100% compatibles con el resto de materiales. Y ofrecemos además el servicio de soldadura de estos.
Póngase en contacto con nosotros para recibir más información.