Si bien los pernos metálicos son fáciles de almacenar e instalar, es necesario prestar atención a algunos aspectos fundamentales para no contar con problemas de imprevisto. Aunque la operatividad es sencilla, hasta los errores más pequeños pueden desencadenar en grandes problemas de calidad.
En esta entrada encontrarás algunas advertencias que te servirán de ayuda para eludir ciertos inconvenientes comunes.
La importancia del almacenamiento es clave. Incluso si los pernos han sido adquiridos en perfectas condiciones, mantenerlos en un lugar inadecuado en esa fase puede derivar en serios problemas.
Por desgracia, en las ocasiones en las cuales los pernos metálicos se ubican en cajas de cartón, se aceleran problemas adicionales. Colocar el material en zonas sin resguardo, con alta probabilidad de sufrir humedad, es más común de lo que desearíamos.
Si los pernos están a la intemperie y sufren un aguacero o están estocados en almacenes con alto porcentaje de humedad, aparece el óxido. Este sería el primer enemigo. Y es que el cartón no evita que esa humedad se traspase hasta el contenido de la caja.
En este punto, es importante aclarar que el óxido corrompe el material metálico. Aquí te dejamos el enlace a un artículo en el que te contamos cuáles son las implicaciones de la corrosión y cómo puedes evitarla.
Debido a lo mencionado anteriormente, recomendamos tomar el tiempo adecuado para almacenar cualquier tipo de componente adquirido en ACFI, en especial los de carácter metálico. Así la garantía del producto se hará realmente efectiva, sin pérdidas de tiempo ni de dinero.
A todo esto, hay que sumar la falta de experiencia. En ocasiones, el cliente solamente solicita el pedido del material. Pero la mala praxis a la hora de colocar los pernos metálicos tiene resultados nefastos.
Para evitar este segundo problema, sugerimos subcontratar los servicios de ACFI, profesionales de larga trayectoria.
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