Cuando preparamos superficies para nuestros procesos de soldadura, debemos asegurarnos de que la superficie esté limpia y lista para obtener los mejores resultados. En ACFI lo hacemos por medio de chorrear y granallarlas.
¿Qué matices de significado hay entre un proceso y otro?
Respondemos a esta y otras preguntas en el artículo de este mes.
Ambos métodos están basados en la mejora del tratamiento de una superficie por medio de disparos de micropartículas a gran velocidad.
Sin embargo, existen ciertas diferencias entre un proceso y otro.
En general, para el granallado se emplean abrasivos férricos, como el hierro fundido, el acero o el acero inoxidable. La maquinaria que se emplea actúa de forma autónoma en la mayoría de los casos. Cada disparo se realiza por medio de una turbina que impulsa sus palas.
A diferencia del granallado, el chorreado se vale de la presión del aire para hacer el disparo. Los ingredientes principales del granallado son partículas de vidrio, partículas de polímeros y partículas orgánicas (por ejemplo, las que se extraen de los frutos secos). El procedimiento se lleva a cabo con la ayuda de equipos automáticos, manuales y mixtos.
Cabe destacar que no realizamos la práctica del arenado, pese a su vinculación con estos otros procesos, debido a que es altamente contaminante y se obtienen mejores resultados tanto con el granallado como con el chorreado.
Nuestra experiencia se basa en el trabajo realizado en:
– Tuberías
– Vigas
– Paredes aquatubulares
– Hornos
– Calderas
– Fachas de equipos industriales
– Depósitos (tanto caras internas como externas)
– Otros
Ofrecemos tanto el suministro como la soldadura (incluye granallar y/o chorrear) de revestimientos refractarios. Contáctanos para saber más.